31 ago 2012

Diario de viaje

   
Se acaba agosto, llega la temida y totalmente surrealista subida del IVA, y por eso, para que os salga más barato leerme, publico hoy la crónica fotográfica del mes de agosto.

Ah, que os habéis dado cuenta de que siempre las escribo el último día del mes así que eso no cuela... bueno, chicos, menos quejas, que voy a asumir la subida del IVA para que no repercuta en vuestros bolsillos. Yo soy así, generosa con mis pocos lectores... ¿Hay alguien ahí?

En fin, que me dejo de tonterías. Como el año pasado, el tema que nos propuso Jackie este mes en LVM  era "Diario de viaje". Contar un poco si hemos viajado a algún sitio, o si hemos hecho algo fuera de lo rutinario.

La verdad es que cuando hace unos meses estaba bien jodida con esto del PFC, me imaginaba un verano muy distinto del que he tenido. Claro que como tampoco lo del PFC salió como esperaba, y me toca seguir la tortura un poco más... así que... no puedo quejarme.

Al menos estuve unos días en Madrid: calor, calor, calor, CALOOOOR y un montón de sequedad ambiental.

Centro de Estudios Hidrográficos

Dentro del Palacio de Cristal

Anochece en Matadero

Y otros pocos en Alicante: calor, calor, CHICHARRAS A TODAS LAS PUÑETERAS HORAS y un montón de humedad ambiental.

Callejas alicantinas

La cara del moro

Imagina una pasarela al mar

Lo cierto es que nunca pensé que iría voluntariamente a Madrid en pleno agosto, y Madrid quiso agasajarme con una ola de calor, para que me queden muchas muchas ganas de repetirlo.
Venga, va, quitando lo de las horas en las que el infierno se abre y conecta con la ciudad, no está mal poder pasear de noche sin necesidad de una chaqueta. 

Tampoco entraba en mis planes lo de ir a Alicante y bañarme en el Mediterráneo en esas fechas, y oye... no, no tiene su punto, el Mediterráneo mola en marzo, mola en junio, y puede que esté muy guay en otros meses que yo no haya probado, pero en agosto está CALIENTE como el pis. Tiene que haber un término medio entre el agua helada de algunas playas gallegas y eso. Tiene que haberlo, pero yo aún no lo he encontrado, os informaré si lo descubro algún día. 
Lo de las chicharras hace que mi estima por la gente de esta zona aumente un poco, alguien que soporta esa tortura día tras día mientras dura el calor sin volverse loco de remate tiene mérito.

Al margen de las cosas que cuento en las fotos (pinchad aquí para verlas todas juntas o en cada una de las imágenes para descubrirlas), también estuve un día en Benifato, y osé bañarme en el río Guadalest, este sí estaba frío.

Y como coronación de esas dos semanas de desconexión, un viaje en coche Alicante-Madrid por la tarde, con un sol de justicia, y esos paisajes de la llanura manchega que a mí personalmente me hacen pensar en por qué la gente querría vivir ahí de forma voluntaria.

Entre las cosas curiosas de este viaje en coche, estuvo el salir un momento de la ¿autopista? ¿autovía? para descansar las piernas en el medio de Cuenca y descubrir que estábamos en el pueblo donde se murió Nino Bravo, Villarrubio. 

   
Justo a la entrada tienen esta cruz, que, creedme, da mal rollo, sobre todo si te recorres 100 metros del pueblo y no ves a un alma... y descubres que el sitio donde has decidido aparcar no es otro que la entrada al cementerio... ¡YUYU!

No hice muchas fotos en parte porque durante el día apenas salía de casa por miedo a estallar en llamas, en parte porque el calor debe ablandarme las neuronas que se interesan por la fotografía, y pocas de las que hice me han parecido pasables. Donde sí tenéis fotos interesantes es en el grupo.

¡A ver qué nos depara septiembre!